Casa Universitaria de la Cultura Flavio Herrera

La Casa Flavio Herrera funciona como museo y centro cultural, y atiende no sólo a estudiantes sino a todo público y su directora explica que “Nuestra misión es divulgar la vida y obra del literato. Su vida, a partir de la casa en la que vivió sus últimos años, en donde se puede apreciar su biblioteca, que refleja los libros de la época, su formación cosmopolita y su faceta de docente en las aulas universitarias de letras y de derecho. Su obra, a través de la promoción de la lectura de sus textos y de talleres sobre haikú, género que Herrera cultivó

Entre una de las tantas funciones de este Centro Cultural Universitario está el de ser una unidad que se orienta al desarrollo de programas didácticos para estudiantes sobre investigación bibliográfica. Dar a conocer la vida y obra del benefactor de la USAC, Flavio Herrera, ya que en esta casa-museo se conservan sus pertenencias, así como capacitar y asesorar al personal de bibliotecas rurales. La admisión es gratuita, previa cita telefónica.

CASA DE LA CULTURA
Dirección: Calle Mariscal 7-46 zona 11, colonia mariscal.
Teléfono: (502) 2473-0567
Coordinadora: Rosa Maria Lima
Bibliotecarias: Alejandrina Flores Sandoval y Edna Magaly Zavala Archila
Horario:           14:00 a 20:00 horas, de lunes a viernes y sábados 8:00 a 13:00
horas, previa cita telefónica.

   

Flavio Herrera

Nació en la capital guatemalteca el 28 de febrero de 1895, en el seno de una familia acomodada. Desde muy temprano dio muestras de su sensibilidad artística a través de la pintura, más adelante despierta su vocación literaria por lo que ya en 1913, a los 18 años, empezó a publicar en la revista Juan Chapín. Luego siguió la Revista La Esfera, de la cual fue uno de los fundadores, en 1914.

Fue el primer abogado y notario graduado en la Facultad de Derecho de de la Universidad Manuel Estrada Cabrera (denominada así por la megalomanía del dictador), siendo su tesis distinguida con el premio “Mariano Gálvez”. El escritor Mario Alberto Carrera, su biógrafo, lo describe como un personaje que “a imitación quizá de Gómez Carrillo, aunque algunos años después, un boulevardier de frac y sombrero de copa, con guantes de cabretilla o gamuza y fino bastón de ébano o de plata. Cuando no estaba en el viejo continente pasaba las apacibles tardes, de aquella Guatemala, en charlas y tertulias elegantes o bien en temporadas de “primitivo refinamiento” en sus fincas de la costa: Bulxbuyá y Stambul. Dos nombres polares pero que evocan exquisitez y placeres, exotismo y sensualidad”.

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